Poco más se puede decir sobre la Ley Sinde, sobre el daño social que supone pese a que, de facto, será imposible ejecutarla; sobre lo triste que es ver bajarse los pantalones a una ministra ante la presión estadounidense y confirmar la falta de capacidad para estar a la altura, que un cargo como ese supone; y poco se puede decir sobre los partidos que votan sin tener en cuenta la opinión de los ciudadanos manteniéndose cada vez más en su mundo paralelo.
Pero todavÃa se puede cantar 🙂 y eso lo han hecho sin salir de la cama